La Niña de Plata se ha ido a las estrellas.
Guardamos la chapa, pero el corazón se nos ha quedado como al hombre de hojalata.
Mi Babani, mi Perla, mi Princesa, de la cual tan sólo fui madrastra hoy
se ha ido a ladrar, esta vez al otro lado.
Ayer tan contenta y hoy tan triste... Mi Pirula ha volado.
El corazón se le ha parado.
Y aunque el mío se lo ha llevado Babán de un bocado, ya forma parte de ella en alguna lejana estrella.
Ójala alguna noche oiga sus ladridos y vayamos juntas hasta al menos, la luna.
Babán. Ay. Preciosa mía.
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