NY 3.
Ahí había de todo. La verdad es que menos ancianos, que no vimos a muchos, coexistían todo tipo de elementos de todas las razas y proveniencias. Indios -de la india-, chinos, más asiáticos, melanodermos variados, blancos de diferente color y tamaño, cada uno con su credo y su cosa. Pero entre todos, para mi destacaron unos: Los chicos del tirabuzón y la ensaimada en la cabeza. Cogiendo el ferry a Staten Island, que es gratis, había una especie de convención. Un mar de padres y madres con sus hijos, que también llevaban tirabuzón navegaban junto a sus hijos hacia aquel barrio de Nueva York. Todos juntos vimos la estatua de la libertad, que no es tan grande como parece y el skyline de NY. Los niños tirabuzón se portaban mejor que nosotras, estaban más sentados y ordenados por alturas, mientras las nenas de Zaragoza y Villanúa echaban fotos para aquí y para allá y se asombraban de las bellezas newyorkinas. Los del tirabuzón eran judíos ortodoxos. Llevaban todos con el gorrito que corona la cabeza, que creo que se llama kipa y los padres, algunos de ellos, iban con una ensaimada en la cabeza, un gorro de marta o de visón circular y cilíndrico, lo que no les quitaba mérito, pues hacía calor.
Y caray, con levita negra hasta la rodilla... En fin, que más parecía que íbamos al muro de las lamentaciones... Y es que en Nueva York, hay muchos escenarios, muchos territorios diferentes, África, Israel, China, Italia, Cuba... No sé, es como un arca de Noé, un Babel de razas y de credos... Creo que si hoy se repitiera la historia y tuviera que quedar una pareja de animales humanos, cada uno con sus creencias y costumbres, Noé debería ir a NY, donde tendría mucho trabajo el hombre, en esta babelina ciudad.
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