El otro día yendo a Wesketa, había un italiano que hablaba por el móvil a grito pelado y en perfecto español. Llamó a todas sus amantes españolas, para preguntarles si tenían novio y cómo estaban. Al parecer estaban bien unas con y otra sin. Nos enteramos, yo y todo el autobús que estaba en Murcia por unos asuntos y sus ligues también, vaya. También a qué iba a Weska, el zalamero muchacho. Había quedado con una chica, con un cuerpo espectacular, según le contó a otro, -por el móvil, naturalmente- el más perfecto que había visto jamás. La chica, por lo visto acababa de hacer la Quebrantahuesos y éste, iba a por ella. Quedaron en la estación de autobuses, y ella, no sabía donde estaba, si bien preguntando se va a Roma y no te digo nada en Huesca.
Después de una hora de zalamerismos y bonitas palabras con todas la mujeres de España, llegamos a la estación. Y ELLA, LA TIA BUENA, NO FUE A BUSCARLE. ¡JAJAJA! Yo la verdad es que ya tenía hasta curiosidad y me hubiera gustado ver a la mujer perfecta. Marchose el italiano chupa de cuero 35 grados centígrados a por ella cerca del Hospital San Jorge.
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