miércoles, 4 de junio de 2008
Quiero ser carta.
Llevo varios días pensando me gustaría ser carta. No sé, eso de que te metan en un buzón, no saber de dónde vienes ni a dónde vas... Pero sabiendo que eres y que significas... Ser simple mensajera, ser un simple papel, timbrado, ya que nos ponemos. Claro, que la cosa tiene su riesgo, ya que ser recibo de banco, pues no. Pero ser una carta de esas esperadas, como las de antes, aquellas que anhelaban los novios o novias desde o en el frente. O aquellas que tenían que ser leídas por otro, ya que el receptor era analfabeto... Una carta manuscrita, una carta extensa y larga, con buenas noticias, que cuenta el día a día, como por ejemplo: Ayer mi hermano comenzó a trabajar en el taller de Don Mauricio, estamos muy contentos... O una de aquellas que iban a América o venían de ahí todas arrugadas... Ser fundamental para la vida de las gentes en momentos concretos y acabar junto a más testigos de sus vidas, sobre o debajo de más compañeras en un cajón, todas vividas aunque olvidadas... ¿Qué bonito, no?
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