lunes, 20 de octubre de 2008

Llámese García

Una señora que conozco de aquí de Zaragoza lleva años dando clases en un gran pueblo industrial del País Vasco. La chica ronda ya los sesenta. La cosa es que nunca ha pedido el traslado a su ciudad natal a causa de un novio eterno, de un novio de esos de novela, con el que queda un día a la semana: Llámese García. García, está jubilado y a punto de cumplir los setenta si es que no tiene más. Jamás se han casado, tampoco han vivido juntos y a lo mejor ni siquiera se han besado... Y aunque parece una historia de amor algo patética, decimonónica y muy carpetovetónica, posiblemente nunca haya escuchado yo noticias de un amor puro o abnegado como éste. Cuándo quienes rodean a la señora le dicen -¿Por qué no te vuelves?, Ella responde... ¿Y qué va a hacer García solo?...
¿Quién le va a hablar a ésta mujer de amor si lleva esperando durante treinta años en el mismo oscuro pueblo de Bilbao a su García, con su corazón hecho taquicardia en el rincón de todos los martes?

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